Era una época y lugar que nos permitió una relación entrañable e inolvidable a los niños que crecimos en los patios de Santa Marina. Estábamos un tiempo sin vernos pero en cada encuentro continuábamos la conversación como si la hubiéramos interrumpido el día anterior.
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Jesús Sánchez Mera |
Hace
unos tres años escribía acerca de Juan Carlos Bureo porque nos había dejado y
su ausencia nos agitaba a todos los niños de Santa Marina, pero especialmente a
los más pequeños. Fue un mala época para los Bureos. Desde entonces se fue Ana
López y desde hoy les acompaña Jesús que parece ir, además, en busca de sus
padres.
Aunque
en los últimos años hubiéramos tenido poco contacto todos los que convivimos
con él seguíamos su situación y la comentábamos con tristeza y alegría por los
recuerdos que nos traía su evocación. No hacía falta vernos con frecuencia
porque el sentimiento de amistad perdura en todos aquellos que crecimos junto
en los patios. Jesús era del patio ocho y de los que se hacía notar y querer.
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Jesús Sánchez Mera |
Mis
recuerdos hacia él como niño inquieto, conversador hasta el infinito,
preocupado por el entorno y por las personas de su alrededor, entrañable. Profundizamos
la amistad en nuestra adolescencia cuando compartíamos inquietudes personales,
sociales, culturales y religiosas, allá por los sesenta y setenta. Y muy buenos
momentos en “el lati” jugando en una pista de tenis que nos hicimos y que
cuidábamos como si fuera el mismo Wimbledon.
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Jesús en la primer actuación de Pablo Guerrero en Badajoz |
Recuerdo
los debates y propuestas en la JEC intentado aportar nuestro granito para el
cambio de una iglesia que considerábamos no estaba con quien tenía que estar y
no cumplía su papel. Los viajes en tren para asistir a reuniones nacionales compartiendo tiempo y lo que tuviéramos. Y las largas conversaciones con Vicente Robles sobre el
sentido de la vida buscando comprender cuál era nuestro papel en la sociedad
que nos había tocado vivir. Su participación en los primeros eventos
contestatarios que se programaron en Badajoz era constante y sus inquietudes
permanecieron a lo largo de su vida. Su participación en la Marcha andando para pedir la Universidad de Extremadura y en otras reivindicaciones propias de una persona inquieta y preocupada por crecer y ayudar a crecer a los demás.
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Jesús, en Guadalupe en la marcha andando a Madrid
para pedir la Universidad de Extremadura. |
Luego,
la vida nos llevó a lugares diferentes. Su vida se desarrolló largamente en Valencia de Alcántara como médico donde dejó una huella imborrable a juicio de los vecinos y pacientes que le visitaron.
A pesar de todo, la relación entrañable
con Jesús siempre durará porque en nuestras raíces emocionales hay muchas ramas
comunes.
Un
abrazo, Jesús.
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