Publicaciones como autor, coautor, editor, coordinador, ...

martes, 30 de junio de 2020

Isabel Blanco, ante el defensor de El País, Una queja muy oportuna.

El 27 de junio de 2020, el Defensor del Lector de El diario El País, se hizo eco una queja de Isabel Blanco Nieto, acera del lenguaje utilizado con personas de unos 70 años. Tenía toda la razón. Os dejo el contenido de la queja y la respuesta de El defensor del Lector.

ISABEL BLANCO (correo)

En su edición del día 10 de junio Lucia Franco escribe sobre “ El balcón más triste de Madrid”. En ella se refiere a una pareja de “ancianos de 70 y 71 años”.

Se atrevería a escribir “el anciano Rey Juan Carlos? O la anciana María Teresa Campos? O el anciano Felipe González? O el anciano Jordi Pujol? O el anciano Iñaqui Gabilondo?

Pues el mismo tratamiento para todos!!!!!!



DEFENSOR DEL LECTOR. Ese tipo de términos no deben utilizarse en El País. Solo son admisibles en casos muy excepcionales.

El Libro de Estilo del periódico alude a ello en dos entradas. Son estas:

Anciano, Anciana

La Organización Mundial de la Salud recomienda emplear estos términos para las personas que rondan los 75 años. Sin embargo, estos adjetivos —por el tono peyorativo que puedan tener— sólo deben emplearse muy excepcionalmente, y más como exponente de decrepitud física que como un estadio de edad; o para referirse a las personas de edad avanzada recluidas en un asilo. En los demás casos, sosláyense con expresiones como ‘un hombre de 83 años’.

- 2.19.Hay que evitar expresiones tan desafortunadas (y frecuentes) como ‘una joven de 33 años’. La norma es la siguiente: bebé, menos de un año; niña o niño, de 1 a 12 años; joven y adolescente, de 13 a 18 años; hombre o mujer, más de 18 años. Los términos ‘anciano’ o ‘anciana’ se emplearán muy excepcionalmente, y más como exponente de decrepitud física que como un estadio de edad. En tales casos, sosláyense con expresiones como ‘un hombre de 83 años’.

miércoles, 17 de junio de 2020

Confinamiento palestino. Un pueblo olvidado y sometido por el estado de Israel y los judíos.

Palestina vive un doble aislamiento: por el temor a la covid-19 y el bloqueo israelí en Gaza junto a las amenazas de anexión de Cisjordania por parte de Netanyahu.



Texto íntegro.

"Tras su reciente toma de posesión el primer ministro de Israel se reafirmó en adoptar una de las decisiones más injustas y, por lo tanto, peligrosas en Medio Oriente: la anexión unilateral de Cisjordania, territorio que Naciones Unidas reconoce como Palestina. Dicha decisión podría llevar a una nueva sublevación de los palestinos de la zona, hecho que podría ponerle en jaque al mismo tiempo que lo están juzgando por soborno, fraude y abuso de poder. Pero Netanyahu se siente apoyado de forma incondicional por el presidente Donald Trump y su yerno, el judío Jared Kushner. El primer paso del presidente palestino Abbas fue desvincularse de los acuerdos de Oslo, pero parece que eso no le afecta al primer ministro de Israel.

Cisjordania es un territorio de 5.860 kilómetros cuadrados ocupado un 60% por los israelíes y dejando el 40% a los palestinos, que tienen su capital en Ramala. Eso significa que lo que debería ser territorio palestino está ocupado por colonias en las cuales viven 450.000 personas, de ideología muy extremista que entorpecen la vida del pueblo palestino, agrediéndoles, ocupando sus tierras, montando controles que les impiden el paso, quemando casas, no dejándoles acceder a sus tierras de las que viven.

Las colonias israelíes en los territorios palestinos son consideradas ilegales por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Unión Europea (UE) y la gran mayoría de la comunidad internacional.

Los israelíes tienen en Cisjordania autopistas propias por las que sólo pueden conducir ellos, colocan checks-points (controles militares) allí donde quieren y entorpecen la convivencia atacando constantemente a los palestinos. Desde hace tiempo su anhelo de invadir toda Cisjordania se está llevando a cabo y al parecer Netanyahu quiere acelerar este proceso.

«Para las organizaciones que trabajan por el Derecho a la Salud en Palestina, la fragilidad del sistema sanitario palestino es evidente, incluso antes de la pandemia de la covid-19 que ha puesto en evidencia las deficiencias de un sistema sanitario al borde del colapso» afirma Médicos del Mundo. Se han impuesto restricciones en todo el territorio de Cisjordania, limitando los movimientos, cancelando actividades no esenciales y confinando a las personas en sus domicilios.

Con una población que presentaba ya altos niveles de pobreza, dependiente de trabajos diarios y ocasionales, estas medidas tendrán consecuencias extremamente negativas para los medios de vida y el bienestar de la población palestina. De hecho, incluso antes de la pandemia de covid-19, el Banco Mundial había previsto un crecimiento negativo de la economía palestina para 2020 y 2021.

«En los primeros cuatro meses de 2020 ha continuado la demolición de propiedades en Cisjordania. La mayoría de estos inmuebles eran residencias privadas, infraestructuras de agua e instalaciones de saneamiento (tanques de agua y cisternas, grifos y letrinas), fundamentales para la higiene y para la prevención de enfermedades contagiosas. Además, a pesar del cierre de actividades y las restricciones de movimientos en Israel debido a la covid-19, los actos de violencia hacia personas palestinas por parte de colonos israelíes, con la destrucción de árboles y los destrozos de coches han seguido ocurriendo», denuncia Médicos del Mundo.

En este momento, en la franja de Gaza hay solo 65 ventiladores y 75 camas de UCI para una población de casi dos millones de personas. Además, hay una enorme carencia de tests de laboratorio y equipos de protección individual (EPI) para frenar el aumento de casos positivos.

Si la falta de camas y de medios en general ya era constante en Gaza, ahora la situación se ha agravado. No olvidemos que los gazatíes sufren un bloqueo total por parte de las autoridades de Israel. Sólo entran los alimentos, medicinas o personas que ellos deciden. Naciones Unidas viene diciendo que en el 2020 la vida sería imposible en Gaza. Y en ello están.

El paro en Gaza supera el 55% mientras que en Israel es del 10%. El combustible, el agua potable y la electricidad escasean. Los cortes de luz son algo habitual. El agua del mar está contaminada por los vertidos ya que durante las ofensivas militares de los últimos años, las depuradoras fueron bombardeadas. El 80% de la población depende de alguna manera de la ayuda internacional, según la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA).

Por lo tanto, confinarse en casa por la covid es ya desastroso para una sociedad que sobrevive al límite. Y con la convicción de que si son infectados difícilmente podrán salir adelante. Mientras el mundo se mira a sí mismo, a su virus y a sus consecuencias económicas de la pandemia, los gazatíes siguen solos, al igual que los habitantes de Cisjordania."

jueves, 11 de junio de 2020

La bandera nacional como símbolo del Estado. (HOY, 11/06/2020).

Artículo publicado en HOY (11/06/2020).

 

HOY (11/07/2020)

En abril de 1977, fallecido el dictador y casi dos años antes de votar la constitución (06/12/1978), Santiago Carrillo propuso al Comité Central del Partido Comunista de España la aceptación de la bandera roja y gualda, del himno español y el apoyo a la Monarquía, al entenderlo positivo para alcanzar las libertades democráticas y la reconciliación. La resolución se aprobó por 169 votos a favor, once abstenciones y ningún voto en contra. No faltaron las críticas desde la propia izquierda, y desde dentro del PCE, pero fue un paso valiente, reconocido y muy valorado por la gran mayoría de la población española.

La Constitución que exigió diálogo, esfuerzo y generosidad, fue votada mayoritariamente por los españoles, con la abstención de parte de Alianza Popular (actual Partido Popular), y el voto negativo de los nostálgicos del franquismo. Sabíamos que la convivencia democrática no sería un proceso fácil y rápido, en el que surgirían problemas y contradicciones. Un ejemplo, el uso de la bandera nacional.

En estos años, la bandera constitucional ha tenido reparo para ser usada por muchos ciudadanos al asociarla al régimen franquista. Su identificación con la dictadura y el recuerdo de la dura represión, propició que no la aceptaran como propia, y que sigan utilizando la bandera republicana.

En estos días observamos que aquellos que no votaron la constitución o sus herederos, naturales o políticos, exhiben la bandera nacional como estandarte contra un gobierno constitucional y legítimo. No es casual ni baladí que quienes no votaron la constitución, sean los que llaman criminal, usurpador y no sé cuántas cosas más, a este gobierno surgido y amparado en el marco constitucional. La agresividad exhibida por aquellos que se cubren con la bandera de todos los españoles, a modo de hábito y de símbolo del «a por ellos», vuelve a suscitar viejos temores y a alejar el uso cotidiano de la bandera por parte de muchos ciudadanos que no desean que se les identifiquen con los voceros de odio y xenofobia. Este uso de la bandera a modo de arma alegórica, seguirá porque saben que les funciona entre sus electores.

Por otra parte, la proliferación de banderas regionales y la ausencia de un relato consensuado para la etapa de la transición sobre los símbolos del estado, ha perjudicado la aceptación y uso generalizado de la bandera nacional. Ha sido el deporte de selección, y algunos deportistas de élite, quienes más han hecho por el uso de la bandera. El triunfo de la selección española de futbol en el mundial de Sudáfrica (2010), significó que la bandera nacional se paseara por las calles de Bilbao o Barcelona, sin ningún problema por primera vez. Estos eventos ayudaron a su aceptación y parecía que caminábamos en la dirección adecuada.

El hecho es que más de cuarenta años después algunos, desde una u otra perspectiva, siguen sin asumir que los símbolos y estructura del estado democrático actual nos representan a todos los españoles, independientemente de nuestra posición ideológica, cultural y social, de lugar de nacimiento o de las demás características personales que nos identifiquen. La propia constitución establece los mecanismos para cambiarlos.

Se dice que este problema de la bandera no existe en otros países de nuestro entorno, y eso es una verdad a medias. En estos momentos recuerdo las aperturas y clausura de eventos culturales y educativos, en los muchos lugares que he visitado por mi profesión, donde los himnos nacionales y la presencia de la bandera era lo normal. Esto en España pareciera un espejismo, por culpa de unos y de otros. No lo añoro, pero tampoco lo deploro.

Esta misma experiencia me ha mostrado la realidad en esos países. La primera negativa, al contemplar como los problemas de protocolo con las banderas que hay en algunas regiones de España, son similares a los que se tienen en regiones de Bélgica, Reino Unido o Francia, por ejemplo. Y, en segundo lugar, que la bandera en la mayoría de los países de nuestro entorno es un símbolo que representa a todos los ciudadanos y, consecuentemente, no se tolera que pueda ser usada como un arma arrojadiza de unos ciudadanos contra otros, y normalmente no se exhibe en actos partidistas. Por ello, en la mayoría de los países de nuestro entorno, no se hubieran desarrollado manifestaciones donde la bandera nacional, con añadidos no constitucionales e ilegales en algunos casos, era el elemento distintivo de los asistentes, con marcado significado partidista y reiterada llamada a la confrontación.

Aceptar que la bandera es de todos los españoles será posible cuando entendamos que representa la estructura del estado democrático y que no debe ser utilizada con añadidos ajenos al mismo y, sobre todo, como símbolo contra el poder legítimo. No se trata de aceptar la democracia sin más, y sí de creer en ella como mejor sistema para la convivencia.


miércoles, 10 de junio de 2020

Los Agüitas se reunen de nuevo para canta "Pontela/Ponsela, la mascarilla".

En 1991 Los Agúitas cantan a la campaña  "Póntelo / Pónselo" de prevención del sida. En 2008 se retiraron pero hoy vuelven con una canción dedicada a la situación actual, titulada Póntela / Pónsela, La Mascarilla.

martes, 9 de junio de 2020

Agur silencio, vuelve la tortura del ruido

Os dejo el artículo de Público (08/06/2020).

José Luis Úriz Iglesias.  Exparlamentario y concejal del PSN-PSOE

Una de las pocas sensaciones que la covid-19 ha traído al ser humano, junto a la recuperación del medio ambiente que ha dado un pequeño respiro al planeta, ha sido el silencio.

Según diferentes informes incluidos algunos de la OMS y la ONU el ruido, la antítesis del silencio, es una de las peores contaminaciones que afectan al ser humano. Produce un daño a veces irreparable no sólo en lo físico, especialmente en lo emocional y psicológico y también se ha demostrado científicamente que ese daño incide  igualmente en los animales e incluso en las plantas.

Hace varios años el Defensor del Pueblo de Navarra elaboró un informe, en respuesta a las quejas de una vecina contra el Ayuntamiento de Villava-Atarrabia. En ese documento además de dar la razón a esa vecina que se quejaba de los ruidos producidos por una puerta metálica, incluía varios estudios en los que diferentes organismos internacionales, entre ellos la misma ONU, equiparaban al ruido con la tortura. Sí, sí, con la tortura.

Es cierto que hoy en día es casi imposible disfrutar del silencio. Un silencio que te permita relajarte, reflexionar, leer, o simplemente mirar el paso de la vida con un mínimo de tranquilidad. El silencio es salud al igual que el ruido es enfermedad.

Incluso en los lugares más apartados es prácticamente imposible disfrutarlo. La incivilización de nuestra sociedad actual, la falta de respeto a los demás, a su derecho (inalienable según todos los expertos) al descanso hacía imposible su disfrute.

La música a toda pastilla de los niñatos (y menos niñatos) que se creen con  capacidad de imponer ésta a los demás, los ladridos constantes de los perros que en soledad esperan a sus dueños (es curioso ese empeño que tenemos en sustituir a personas por animales), las motos y coches trucados que indican la manera en que sus conductores se quieren "dar a conocer".

Incluso el indirecto, pero no por ello menos molesto del run run del tráfico que a veces resultaba insoportable, estropeaban la posibilidad de escuchar ese silencio reconfortante.

Si tuviéramos que valorar algo que nos faltaba antes de aparecer el virus era la ausencia de sonidos estridentes y molestos. Pero no nos dábamos cuenta hasta ahora, de que era uno de los bienes más preciados que nos lo estaban arrebatando sin que hiciéramos nada por conservarlo. Hasta ahora.

Porque esta pandemia ha tenido la virtud de recuperar ese silencio casi olvidado, que ha producido un efecto balsámico y curativo en otras sensaciones crueles provocadas por el monstruo, como la angustia o el miedo.

Por eso al salir a la calle esa primera parte del confinamiento lo primero que nos llamaba la atención era esa falta de ruido producto de la ausencia de los humanos.

Pero lamentablemente lo bueno dura poco y con este bien no podía ser menos y así las fases 0, 1, 2 y el lunes próximo 3 han ido trayendo poco a poco esa tortura, que día a día vuelve a recuperar su efecto destructivo anterior.

El ser humano dicen que aprende rápido, pero quizás olvida más rápido aún. Aunque cabría esperar que esta vez entre las enseñanzas que sacáramos de estos difíciles tres meses, estuviera la de que por un lado deberíamos limitar al máximo el nivel de ruido que generamos, especialmente en donde podemos incidir, en lo privado y al mismo tiempo que tenemos que cuidar con más cariño a la naturaleza.

¿Quién debía ayudar a conseguirlo? Sin duda la propia ciudadanía recuperando viejos hábitos de respeto, pero si eso no es así y no parece que lo sea, los poderes públicos, especialmente los Ayuntamientos que son los más próximos a los ciudadanos, que deben poner medidas, educativas por un lado y coercitivas por otro, para hacer que esto pueda ser realidad.

Un mundo en el que se pueda disfrutar del silencio o al menos solo con los sonidos del trinar de los pájaros, el aíre al rozar las hojas de los árboles o el murmullo de un torrente es muy difícil, quizás imposible, pero sí lo es evitar que el ruido se convierta en una tortura. Hagamos algo para evitarlo.

Por ejemplo ahora que tanto se estilan diferentes campañas; ¿por qué no poner en marcha una reivindicando ese silencio del que hemos disfrutado durante unas semanas? ¿Por qué no llevar iniciativas a los diferentes Ayuntamientos declarándoles zonas libres de ruidos?

¡Reivindiquemos el silencio, porque es salud!

 


sábado, 6 de junio de 2020

8 de marzo de 2020. Artículo de Julio Llamazares en El País (06/06/2020)

Os transcribo el artículo que Julio LLamazares publica en El País (06/06/2020) sobre la campaña de acusaciones del Partído Populara y VOX contra el gobierno legítimo de España. Me ha parecido tan claro que me he permitido hacerlo mío.






"8 de marzo

Para la ultraderecha española la mujer sigue siendo la responsable de todo, de la expulsión del Paraíso a hoy

El 8 de marzo de 2020, aparte de las manifestaciones del Día Internacional de la Mujer, se celebraron en España el congreso del partido ultraderechista Vox, las elecciones del de Ciudadanos, innumerables partidos de fútbol (solo a uno de ellos, el Betis-Real Madrid, acudieron 50.000 personas), corridas de toros, conciertos y otros espectáculos, la gente acudió en masa a misa a las iglesias, tomó el aperitivo después, llenó los bares y restaurantes, incluso los teatros y los cines por la noche, pero a la ultraderecha española lo único que le importan son las manifestaciones de las mujeres, a las que considera el principal foco de transmisión del coronavirus. A la ultraderecha española, en su fijación con las feministas, ni siquiera le importa que al día siguiente solo en Madrid 2,5 millones de personas (el País Vasco al completo, en palabras orgullosas de la presidenta Ayuso) viajaran hacinadas en el metro para ir a trabajar.

Para la ultraderecha y la derecha españolas, en su estrategia de acoso y derribo del Gobierno, las feministas son munición pesada, lo que demuestra su poco aprecio por sus reivindicaciones, como ya demostró en anteriores ediciones del 8-M. Si no, ¿por qué no ha denunciado al Gobierno por permitir también ese día la celebración de misas, partidos de fútbol, conciertos y otras concentraciones y solo lo ha hecho por las de las mujeres? ¿Es que Isabel Díaz Ayuso o Ana Pastor, por poner dos ejemplos de mujeres conocidas del PP, se contagiaron en las manifestaciones feministas sin haber participado en ellas? ¿Es que los miles de contagiados y muertos en las residencias de ancianos cogieron también el coronavirus en esas manifestaciones?

La justicia dirá si el delegado del Gobierno en Madrid prevaricó o no por permitir la manifestación del Día Internacional de la Mujer cuando, según los denunciantes, conocía ya su peligrosidad (por cierto, pregunto yo: ¿por qué no han sido imputados también los delegados del Gobierno en otras autonomías que hicieron lo mismo que él?), pero, diga lo que diga la justicia, la ultraderecha española ya ha dictado sentencia: la culpa de la propagación del coronavirus en nuestro país la tienen las feministas. Y, más en concreto, las ministras del Gobierno, por alentarlas y participar en ellas. Que su misma participación sea una prueba de su desconocimiento del riesgo de hacerlo (salvo que, además de feministas, sean idiotas) poco le importa a una ultraderecha cuya consideración del feminismo está a la par del respeto que la mujer le merece más allá de sus declaraciones pomposas de admiración a lo Manolo Escobar o a lo Julio Iglesias.

El 8 de marzo se celebraron manifestaciones feministas en todas las grandes ciudades del mundo sin que se sepa de ningún Gobierno que haya sido denunciado por autorizarlas. Tampoco lo fue el Gobierno británico por permitir dos días después la celebración del partido de Champions Liverpool-Atlético de Madrid, que reunió a 60.000 espectadores en las gradas. Vistas desde la perspectiva de hoy, parece evidente que autorizar esas concentraciones fue una equivocación, pero de ahí a considerarlas intencionadas dista un mundo, el que separa a la oposición europea de la española, que, aparte de acusar al Gobierno poco menos que de asesinato, culpa a las feministas en exclusiva de la expansión del coronavirus, olvidando que el mismo día de sus concentraciones hubo muchísimas otras y demostrando así su animadversión hacia un movimiento que les pone muy nerviosos porque choca directamente con su pensamiento. Para la ultraderecha española, la mujer sigue siendo la responsable de todo, desde la expulsión del Paraíso hasta hoy."