Un grupo de profesionales advierte que el proyecto del Campillo es ilegal
Varios arquitectos, arqueólogos, sociólogos y escritores respaldan una iniciativa con la que demandan una actuación menos agresiva en el entorno de la Alcazaba
Un grupo de
profesionales formado por elsociólogo Artemio Baigorri, el arqueólogo Fernando Valdés, el dramaturgo Miguel Murillo o los arquitectos Ángel Gamero y Ángel Ganivet,
entre otros, se han unido para impulsar una iniciativa mediante la que
pretenden aportar propuestas al proyecto de renovación
del Campillo, promovido por el Ayuntamiento de Badajoz.
Así, hacen referencia a aspectos sociales, urbanísticos,
patrimoniales e históricos «que pueden ser mejorados», según consideran los
distintos expertos en esta materia. Esas ideas han sido recogidas en un informe
que ya ha sido entregado al Ayuntamiento. «El Campillo es uno de los asuntos
más importantes para la ciudad. No hay que olvidar que la zona forma parte de su
casco histórico y que no sólo afecta a los monumentos, sino también a la gente
que vive allí», dijo ayer Valdés en rueda de prensa.
«El Campillo es
uno de los asuntos más importantes para la ciudad. No hay que olvidar que la
zona forma parte de su casco histórico»
Quienes suscriben el documento advierten que el proyecto
incumple la Ley de Patrimonio Histórico en lo que se refiere a la creación del
área de protección de la Alcazaba y la muralla abaluartada (declaradas Bien de
Interés Cultural) y por el impacto que tendrá la actuación que se contempla en
ese espacio. «Antes de iniciar cualquier obra (ya sea derribo o construcción)
hay que marcar un área de protección en torno a cualquier monumento declarado
Bien de Interés Cultural. Cuando las administraciones no declaran esa zona, la
legislación dice que se establecerá como mínimo en 100 metros. El Campillo está
situado dentro de estas dos áreas de protección», indica Valdés.
Los miembros que respaldan esta iniciativa argumentan
además que antes de llevar a cabo cualquier intervención en un entorno
protegido la Comisión de Patrimonio (órgano patrimonial consultivo) debe
evaluar el proyecto en su conjunto. «El proceso de expropiación, derribo,
urbanización y edificación es y debe plantearse como una actuación única»,
explica Ganivet.
Sin embargo, estos profesionales lamentan que se hayan
iniciado losderribos de los inmuebles situados
en el Campillo sin que dicha Comisión previamente haya dado el visto bueno a lo
que se va a construir en este espacio y que vendrá a sustituir lo que ya se ha
demolido. «Se ha incumplido sistemáticamente la Ley. Ya se ha atentado sobre el
patrimonio protegido, por la pérdida de la parcela catastral del área», se
apunta en el escrito.
Hasta ahora la Comisión sólo ha sido informado del proyecto
de urbanización. «A este organismo sólo se le pregunta por una parte del
proyecto, no por el conjunto del mismo. Por tanto, no puede proteger los
valores del entorno que subyacen en el Campillo al desconocer el alcance de la
intervención sobre el BIC. Ahora es un descampado sin que tengamos garantía de
que la actuación va a enriquecer el BIC», añade el documento.
Por este motivo, piden que se dé a conocer el plan de
rehabilitación del Campillo «en su totalidad». «Para hacernos una idea del
impacto que podría conllevar, sólo hay que imaginarse que en una manzana junto
a la Catedral se levanta una urbanización de adosados de tres alturas. Nadie lo
consentiría. La diferencia en el Campillo es que esta zona ha registrado poco
paso de gente. Los ciudadanos tienen menos relación con este lugar porque ha
sido un área deprimida, de exclusión social y la sociedad no se da cuenta de su
importancia», manifiesta Ganivet.
Alteración del paisaje
urbano
Quienes toman parte en esta iniciativa destacan el impacto
visual que generarán las viviendas de tres alturas (dos plantas más la terraza)
que se han proyectado para la regeneración del Campillo. De hecho, afirman que
la torre de Espantaperros quedará rodeada por estas nuevas construcciones, lo
que impedirá su visión desde puerta Trinidad. «Este monumento es el símbolo de
Badajoz y lo van a tapar. Casi no se verá mirando desde puerta Trinidad. Ya no
se aprecia por un costado porque la tapa el Cubo», resalta Valdés.
En este sentido, los profesionales vuelven a hacer
referencia a la Ley de Patrimonio Histórico, concretamente al artículo 19, «en
el que se prohibe toda construcción que altere el carácter de los inmuebles
protegidos o perturbe su contemplación». Critican también que la actuación
desvirtúa el paisaje urbano. «El modelo de vivienda, integradas en grandes
manzanas muy voluminosas y homogéneas, es muy agresivo y atentaría contra el
paisaje cultural de la ciudad. Así, la visión de quienes paseen sobre la
muralla se verá rota por estas edificaciones, que no identifican al Casco
Antiguo», coinciden los autores del texto.
En cuanto a los aspectos sociales, señalan que la actual
propuesta del Campillo ha producido un desplazamiento de todas las personas que
vivían allí. «No se ha promovido el acondicionamiento de la zona, mejorando la
calidad de las viviendas, para mantener a la población del entorno», subraya el
informe.
Por todo ello, quienes avalan este documento proponen que
es mejordejar el área sin la nueva edificación. Piden que se reestudie
el plan municipal de regeneración del Campillo. «Si no podemos tener un
Campillo vacío o libre, al menos que esté poco edificado. Que la actuación sea
menos agresiva reduciendo el volumen de los inmuebles y ajustándose a la
singularidad de la zona», puntualizan en el escrito.
También plantean que el Campillo funcione como un paseo que
sirva de enlace entre la Plaza
Alta y San Andrés por la
calle Benegas, que consideran que debería convertirse en plataforma única. Para
conseguir esta conexión habría que abrir la plaza de nueva creación que
contempla el plan municipal con Concepción Arenal, utilizando la antigua
iglesia de la Concepción. Además sugieren que este espacio se acondicione como
edificio cultural «lo que daría más atractivo a la zona», aseveró Ganivet.
Aseguran que no debería ejecutarse la calle de nueva apertura El Toril, porque
es una escalera. «Es inaccesible para los discapacitados. Hay otras
posibilidades de acuerdo a la normativa de accesibilidad vigente».
Denuncian que no se respetan las áreas de protección de la
alcazaba y que la altura de las casas perjudica a Espantaperros. Critican que
se pida a la Comisión de Patrimonio que informe por partes de la actuación y no
que la evalúe en su conjunto
La actuación prevista en El Campillo es como si en el
entorno de la catedral se construyera una promoción de viviendas adosadas. Con esta
comparación, un grupo de profesionales de distintos ámbitos se han unido para
mostrar su "preocupación" y rechazo a los planes de regeneración
previstos en esta zona del Casco Antiguo, que incluyen la construcción de
viviendas unifamiliares y una plaza de nueva creación, entre otras actuaciones.
Arquitectos como Angel Gamero, Juan Carlos Sánchez y Angel
Ganivet; el sociólogo Artemio Baigorri; el arqueólogo Fernando Valdés; el
dramaturgo y escritor Miguel Murillo; y, a título particular, Juan Pedro Brun
forman parte de este grupo que se ha autodenominado Iniciativa por El Campillo.
Ayer convocaron a la prensa para denunciar que la actuación incumple la Ley de
Patrimonio al no respetar las áreas de protección de la alcazaba y las murallas
(que como mínimo deben tener 100 metros) y advertir de que la edificabilidad
prevista --tres plantas-- perjudicarían la visión de la torre de La Atalaya
(Espantaperros), minimizando la presencia de uno de los monumentos más
emblemáticos e importantes de la ciudad.
Asimismo, este grupo de profesionales cuestionó la forma en
la que se está tramitando el proyecto, pues criticó que se pida a la Comisión
de Patrimonio que informe por partes de la actuación (en la actualidad se ha
solicitado que lo haga sobre la idoneidad de la urbanización), cuando la ley
establece que debe evaluarse en su conjunto, es decir, expropiaciones,
derribos, urbanización y construcción, para determinar cómo afecta al
patrimonio protegido. Está previsto que la comisión apruebe el 22 de noviembre
el proyecto de ejecución, tras haber dado el visto bueno al básico.
Fernando Valdés aseguró en su intervención que el documento
que ha elaborado el grupo --y que ayer entregaron en el registro del
ayuntamiento y la Junta de Extremadura-- se basa en la experiencia y
conocimientos de los profesionales que lo forman y que --recalcó-- "no va
contra nadie", sino que se trata de aportar opiniones e ideas que
contribuyan a mejorar y conservar el conjunto.
En este sentido, Ganivet se refirió, entre otras
propuestas, a la necesidad de que se rebaje la edificabilidad de las viviendas
más cercanas a la torre de Espantaperros, así como adecuar el paseo de la calle
Benegas, convirtiéndola en plataforma única, puesto que esta vía siempre fue el
acceso natural desde el acceso por la puerta de Mérida a la plaza Alta, y
uniría la plaza de nueva creación prevista con la de San Andrés.
También plantean que se incluya en la actuación el convento
de las Trinitarias y consideran que no debería construirse "el
edificio-tapón" que se prevé levantar en el final de la calle Doblados,
con Afligidos y Bravo Murillo.
Los miembros de Iniciativa por El Campillo tildaron de
"problema grave" para la ciudad la intervención prevista en esta zona
y lamentaron que se haya desplazado a todos las personas que residían allí
"para hacer una colonia de adosados de alto precio".
El ayuntamiento no respondió ayer a las críticas de estos
profesionales a los planes urbanísticos de El Campillo.
Otras referencias para
conocer más sobre El Campillo
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