Aportaciones, comentarios y reflexiones sobre diferentes inquitudes y manías personales, como pueden ser las matemáticas, la política o las costumbres cotidianas que vertebran nuestra vida.
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miércoles, 29 de julio de 2020
Los medios de comunicación se hacen eco del libro sobre La marcha andando a Madrid en los orígenes de la Universidad de Extremadura
lunes, 20 de julio de 2020
Libro: Marcha andando a Madrid, en los orígenes de la Universidad en Extremadura
martes, 14 de julio de 2020
Mal uso de la plataforma única en Badajoz de ciclistas y usuarios de patinetes.
miércoles, 8 de julio de 2020
La ocupación del espacio público, una de las consecuencia de la pandemia.
Controlar el griterío en la puerta de los bares de copas y de ocio nocturno
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HOY 06/06/2020. L. J. Blanco |
El botellón y
el ¿botellín?
En estos días el alcalde de Badajoz ha anunicado, estimo que acertadamente, algunas medidas contra el botellón, al considerar que en “este tipo de encuentros no se guardan las condiciones de higiene y seguridad para evitar contagios” (HOY, 22/06/2020).
Recuerdo que en los últimos rebrotes del
virus la población entre 15 y 30 años está siendo protagonista en los
contagiados y transmisores del covid19. Los jóvenes no acaban de entender que
no tener síntomas evidentes no significa que estén exentos de riesgo y que
puedan contagiar a sus amigos y familiares y, por lo tanto, tienen que tomar
precauciones. Son ahora son también una población que genera inseguridad y preocupación.
Sin embargo, no le he oído decir nada de
aquellos grupos de personas que se agolpan de noche en las puertas de
los bares de copas sin guardar las medidas de seguridad que refería en la
prohibición del botellón y, por supuesto, bebiendo, hablando alto e impidiendo
el descanso de los vecinos, volviendo así a la vieja normalidad. Del interior
de algunos de estos establecimientos ni hablamos. Imágenes tomadas a la una y
media de la noche, en calles del Casco Antiguo de Badajoz visibles en las redes
sociales muestran grupos de 30 o 40 personas, no tan jóvenes, incumpliendo las
normas actuales y las previas al confinamiento. Pasa en Badajoz y en algunas
otras poblaciones de Extremadura.
No entiendo por qué
esto se tolera, mientras se es tan duro con los jóvenes que realizan el
botellón. ¿Entenderá el alcalde que estos están haciendo el botellín? Decía nuestra máxima autoridad local que por
una cerveza no merece la pena contagiarse o contagiar a nuestros seres queridos.
¿Será que contagiarse con un cubata o un wiski merece la pena? Han sido
necesarias las denuncias de los vecinos para que la policía local interviniera
en algunas de estas concentraciones, a partir de la una y media de la noche.
Es una situación
que diferentes asociaciones y particulares venimos denunciando desde hace
muchos años, y de la que parece que nadie se responsabiliza (ni hosteleros, ni
administración local), aunque la legislación a este respecto es muy clara. Recientemente, el Defensor del Pueblo instaba al
Ayuntamiento de Badajoz a supervisar esta actividad, recordándole que “no
habría aglomeración si no hubiera locales de ocio. Esas proximidades son
cabalmente el entorno de los locales y, por tanto, los titulares tienen mucho
que ver y que hacer al respecto. No cabe decir que los dueños de los locales no
tengan responsabilidad sobre el entorno porque sea exterior al local”. Incide
en que ellos deben velar porque en el exterior exista un comportamiento cívico
de la clientela, para evitar que su entorno sea foco de incivismo.
También insta al Ayuntamiento a adoptar las
medidas oportunas en el entorno de los locales, e imponerles los
correspondientes deberes y un control estricto de los horarios y de las
condiciones acústicas. Son diferentes las leyes que inciden en esta situación
estableciendo los criterios de las faltas y delitos y su régimen sancionador.
Los Ayuntamientos, entre ellos el de Badajoz,
tienen normas reguladoras de la situación, pero no las aplican a pesar de las
denuncias que se presentan. La Ordenanza Municipal de Protección
Ambiental en Materia de Contaminación Acústica del Ayuntamiento de Badajoz tiene varios
artículos al respecto que no dejan margen a la duda. Como esto no es cuestión
de opinión, entrecomillo los párrafos de la ordenanza municipal que,
obviamente, son de obligado cumplimiento para los ciudadanos y de obligada
vigilancia para la administración local.
“Cuando la consumición se realice fuera del
establecimiento (los titulares de las actividades de ocio) serán considerados
responsables, por cooperación necesaria, de las molestias que pudieran producir
y, como tales, les será de aplicación el régimen sancionador de esta misma
norma”. Y continúa “… cuando el público genere unos niveles de ruido superiores
a los permitidos … se considerará al titular como responsable de las molestias
siéndole de aplicación, así mismo, el régimen sancionador previsto en esta
misma ordenanza” (Artículo 27). Claro como el agua limpia.
Se considerará “como transgresión de esta
Ordenanza el comportamiento incívico de los ciudadanos o vecinos cuando
produzcan ruidos o vibraciones que superen los niveles máximos admitidos, ya
sean debido al tono de la voz humana o la actividad directa de las personas,
aparatos o instrumentos acústicos” (Art. 54).
Que algunos
hosteleros se desentiendan porque consideren que ello puede asustar a su clientela
pudiera entenderse, aunque no compartirse. Pero que la administración local
rehúya hacer cumplir las ordenanzas municipales y la legislación vigente, tanto
en materia de seguridad por el covid19 como por la contaminación acústica, no
es comprensible ni asumible.
Nunca he
entendido esta discriminación por razones de edad. ¿O lo es por cuestión del
voto?.