El 12 de
octubre es el cumpleaños de mi señora esposa y este año le propuse celebrarlo,
entre otras cosas, con la preparación de un cochinillo en la barbacoa. No es la
primera vez que lo hago y a juzgar por el resultado quiero pensar que me lo
pedirán más de una vez (Es verdad, no tengo abuela).
Compré un cochinillo de 3,06 kg., ya completamente abierto, tamaño y peso adecuado para los comensales y, además, cabía bien en la parrilla de la barbacoa.
Me
dispongo a contar el proceso del asado y mostrar el resultado.
Previamente,
la preparación un “machaíto” con una cabeza de ajo entera, perejil fresco de mi
huerto urbano, sal y aceite en el mortero. Con el resultado se le da un buen
masaje al cochinillo, al que le despegué los jamones para poder masajear bien
toda la superficie de la carne que debe asarse.
Conviene recordar que una vez abierto los jamones son, obviamente, más gordos que la
parte central por lo que tardarán bastante más tiempo que el resto en hacerse. Por
ello es bueno hacerle, también, algunos cortes que acariciar con el ‘machaíto’.
En esta ocasión y dada la experiencia anterior decidí separar los dos jamones traseros
para facilitar su manejo en la barbacoa. Y a juzgar por el resultado en la
próxima ocasión separaré previamente, también, los delanteros.
Hecho estos preparativos encendí la barbacoa con abundante carbón,
a las 13 h. Esperé a que el carbón se rindiera para evitar que la grasa
provoque el fuego en la barbacoa.
A las 14 h. puse el cochinillo completamente abierto y, como dije,
con los jamones traseros separados, y la parte interior al fuego. Más brasas en
los laterales dado que la carne tiene más grosor que en el centro.
Dado que
el carbón estaba fuerte, en 15 minutos estaba casi hecha y un buen color. El
poco tiempo se debía a que el fuego era muy intenso debido al mucho carbón.
Este es un aspecto que habrá que regular en más la próxima ocasión.
Este es un aspecto que habrá que regular en más la próxima ocasión.
En este
momento separé los jamones delanteros del cuerpo del cochinillo.
Le di la vuelta y en otros 10 minutos el costillar estaba de aspecto espectacular y de sabor ni os cuento. A las 14 h, 30 m. lo saqué junto a la cabeza, con el aspecto de la fotografía.
Dejé los jamones en el fuego pero seleccionando las brasas de la barbacoa para que se mantuviera el calor dado que estaban casi hechos. El tiempo para comer la primera parte y que al servirlo estuviera en su punto.
El resultado fue que cinco comensales adultos y otros dos pequeñuelos dieron cuenta del cochinillo en 20 minutos sin pausa. Y del vino. Sinceramente, creo que gané el jornal.
Hasta el gato dio buena cuenta del trozo de cochinillo que le tocó.
Yo lo prefiero solo, sin machaitos ni leches.Jajajajajajaja. Recuerda, soy hijo de carnicero.
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