En
numerosas ocasiones se nos llena la boca hablando y dando lecciones de
democracia, de participación, de coherencia, de no sé cuántas cosas más. Pero
la realidad es tozuda.
Y
acabo de leer los resultados de las primarias de Podemos en Euskadi (eldiario.es, 8 de Marzo de 2016) y me salta
a la vista algunos datos. La primera obtiene el 36,67 % de los votos frente al
32,21 % de la segunda, y esta relación de otorga 29 puestos en el Consejo
Ciudadano frente a seis de la segunda. ¡Viva la proporcionalidad pregonada!.
Pero
también me salta a la vista que solo han participado el 21,55 5 del censo. Todo
un ejemplo de participación.
Lo
que se ha dicho siempre una cosa es predicar y otra dar trigo.
Pues toda esta reflexión podríamos trasladarla a los debates acerca de modificar la Ley Electoral. Todos hablan de la proporcionalidad, del reparto de escaños, etc. pero la dificultad está en hacer una propuesta concreta que sea viable políticamente. Las hay pero implica cambios sustanciales que repercutirían en la representación de las zonas más desfavorecidas de nuestro país.
Cualquier decisión que se tomara tiene que conjugar los aspectos matemáticos pero, fundamentalmente, los político.
Pues toda esta reflexión podríamos trasladarla a los debates acerca de modificar la Ley Electoral. Todos hablan de la proporcionalidad, del reparto de escaños, etc. pero la dificultad está en hacer una propuesta concreta que sea viable políticamente. Las hay pero implica cambios sustanciales que repercutirían en la representación de las zonas más desfavorecidas de nuestro país.
Cualquier decisión que se tomara tiene que conjugar los aspectos matemáticos pero, fundamentalmente, los político.
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