Hace unos días me ha llegado un artículo sobre El derecho de la ciudadanía al espacio público, firmado por Carlos Henrique Fernández Coto (La voz de Galicia, 24/05/2020).
Recomiendo
el artículo completo, pero me voy a quedar con algunos párrafos:
“A la hora de planificar un espacio público se han de tener en
cuenta múltiples factores: la funcionalidad, la racionalidad y la satisfacción
de los ciudadanos, facilitar la relación de las personas y el equilibrio entre
los distintos grupos de personas: ancianos, niños, gente joven, etc. Si solo es
utilizado por un colectivo homogéneo, o si ni siquiera se utiliza, habremos
fracasado.”
“Ya es tendencia consolidada que los centros históricos estén
libres de automóviles aparcados, pero también nace un problema añadido: ese
espacio liberado está siendo colonizado por terrazas de modo desproporcionado.
Por tanto, no se produce el retorno a los peatones, sino que se privatiza un
espacio que debería revertir a todos los grupos de edad que puedan desarrollar
múltiples actividades distintas de la de sentarse a beber. No se justifica esa
ocupación en el simple pago de impuestos, porque otras actividades quedan
privadas de ese derecho.”
El artículo señala diferentes espacios en Galicia, pero en
Badajoz existe plazas y calles, cogidas por los veladores, que impiden que los
ciudadanos podamos utilizarlas para otra actividad o, simplemente, pasear.
Evidentemente, como señala el artículo: “Ese no es el camino. La ciudadanía tiene derecho al espacio público sin limitaciones, sin obstáculos y para todos. Es un derecho adquirido en siglos.”
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