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sábado, 20 de agosto de 2022

Extremadura como entorno inmediato para la enseñanza y el aprendizaje - Parte 4.

Parte 1. Educación es un término polisémico.

Parte 2. Educación vs Enseñanza y Aprendizaje.

Parte 3. Qué y cómo reflejar Extremadura en la enseñanza.

Parte 4. Extremadura como contenido específico y contenido transversal en todas las áreas del conocimiento.

Parte 5. Diferentes propuestas concretas a considerar en la política educativa regional.

 

Parte 4. Extremadura como contenido específico y contenido transversal en todas las áreas del conocimiento.

Hablar de la cohesión regional nos lleva a pensar en el desarrollo económico, social, cultural, etc., dando sentido a la evolución de sociedad extremeña, analizando los factores que han condicionado su desarrollo y describiendo y conociendo de sus potencialidades y deficiencias.

A este respecto, de poco vale, aunque pueda tener interés, que los estudiantes recitaran en la escuela de memoria la lista de conquistadores extremeños como nosotros recitábamos la lista de los reyes godos. Esa concepción de la historia basada en fechas y nombres de guerras y gobernantes, sin darle sentido a la evolución de la sociedad extremeña aporta muy poco a los fines de la cohesión social y al conocimiento general. Además, Extremadura tiene poca presencia en ese relato histórico de reyes y nombres porque no hemos sido una región con influencia duradera en las esferas del poder central, salvo en algunos momentos muy concretos. Pero, es evidente que Extremadura que representa el 8,2 % del territorio de España ha tenido un papel en la historia de la península ibérica.

El concepto de historia que hemos padecido y que definiríamos como la “sucesión de hechos que se suceden sucesivamente”, no nos vale para lo que hoy aquí planteamos si no reflexionamos sobre la relevancia de los acontecimientos vividos, sus causas y consecuencias, duración, etc. generando ideas sobre su desarrollo que nos lleven a comprender el pasado y el presente y plantearnos un futuro diferente.

También, si hablamos de geografía no hablamos solo de saber los nombres de ciudades y ríos como cuando nos aprendíamos de memoria los nombres de los partidos judiciales de todas las provincias españolas, sino que nos referimos a conocimiento del medio natural, social y cultural, para analizarlo, comprenderlo y proponer vías para su desarrollo. En general, no debemos disociar el conocimiento del medio natural (agua, dehesa, regadíos, …) del conocimiento del medio social y económico, que se ha desarrollado condicionado por lo anterior. En Extremadura esto es fácil de entender, porque la actividad económica depende, en gran medida del campo, de la agricultura y ganadería, del agua, … lo que condiciona toda nuestra red social y cultural. Esto es tan obvio, que no entiendo que no se profundice más en la unión de estas dos áreas del conocimiento (conocimiento del medio natural y conocimiento del medio social) como se insiste en el nuevo currículo, en los primeros niveles o que se critique esta unión (En algunos países Geografía es una titulación de ciencias). La agenda para el desarrollo sostenible tiene que aparecer en nuestro ámbito educativo.

 

Necesidad de un relato consensuado científicamente y dinámico proporcionado por los especialistas de la historia de Extremadura.

Decía, al inicio, que es necesario saber cuál es la idea que va a permitir la cohesión en este espacio común que llamamos Extremadura, y esto solo puede venir del relato que hagamos de nuestra tierra y del perfil alcanzado de las personas cuando terminen su formación académica.

Además, en la visión más extendida de lo que ha sucedido en nuestra tierra ha preponderado, aunque no se reconozca explícitamente, un tamiz ideológico (político, religioso, cultural, etc.) que ha dificultado profundizar sobre lo que ha sido nuestra historia. A este respecto, entiendo que tendríamos que superar esta narración para encontrar una narración común y consensuada científicamente, que no significa única ni uniforme. A este respecto, quiero poner en valor la investigación realizada en la Universidad de Extremadura que ha ayudado mucho al conocimiento real de nuestra historia y, en general, de nuestra región, aunque sigue faltando dar a conocer, al conjunto de los extremeños, los resultados de esta investigación en documentos más divulgativos y accesibles a la mayoría de la población.

Pongo un ejemplo, posiblemente incompleto o impreciso, de lo que quiero decir respecto de la historia. En estos últimos años he intensificado la lectura sobre la historia de Badajoz queriendo hacer un timeline, al objeto de contarla con problemas de matemáticas y para ello recurro a publicaciones de investigadores y publicaciones contrastadas. El análisis de estos documentos indica el olvido de largos periodos y situaciones importantes para el desarrollo local y, por ende, regional, aunque investigados, que parecen no tener interés para ser dadas a conocer y que podrían, por ejemplo, modificar nuestra visión de la historia local, incluso de nuestras relaciones con Portugal. Así, por ejemplo, se nos insiste en los periodos de guerra entre ambas naciones y aunque es verdad que han sido muchas, se ignoran los periodos de colaboración y trabajos conjuntos a lo largo de la raya, lo que revertiría esa falsa idea de que los habitantes del entorno de la frontera siempre han vivido de espaldas y en guerra permanente, imagen que los ciudadanos rayanos estamos superando de manera rotunda a través de la convivencia.

Otro aspecto, nada anecdótico y posiblemente en la misma línea de lo anterior, se ha puesto de manifiesto estos últimos años al recuperar la “reconquista cristiana de Badajoz” como el hecho histórico que señalaría la identidad de nuestra ciudad. Siendo un acontecimiento de indudable trascendencia, no me gusta este lenguaje guerrero-católico por lo que encierra en sí mismo y porque parece ignorar o desconsiderar los más de 500 años de influencia musulmana en Badajoz y Extremadura, de la que hablan magníficamente los historiadores.

Se trata de lograr un relato asumido y dinámico de la evolución de Extremadura que huya de tópicos muy superados y poco consistentes, en la línea de lo que los investigadores actuales, más profesionalizados, nos están transmitiendo. Un relato que conectaríamos con la propuesta de enseñanza y aprendizaje que nos indica partir del entorno cercano, que hemos comentado con anterioridad, y que ayudaría a la formación de ciudadanos críticos y reflexivos y comprometidos con la sociedad que les toca vivir. De esta manera, teniendo en cuenta una nueva concepción de la enseñanza y este nuevo relato podríamos hacer un planteamiento para que las instituciones educativas y culturales de la región lo consideren y lo integren en las programaciones escolares, en los centros de formación inicial y permanente del profesorado.

A este respecto, el entorno inmediato, es decir Extremadura, sería un recurso natural, útil y necesario para la enseñanza y el aprendizaje en cualquier materia.

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