Parte 1. Educación es un término polisémico.
Parte 2. Educación vs Enseñanza y Aprendizaje.
Parte 3. Qué y cómo reflejar Extremadura en la enseñanza.
Parte 4. Extremadura como contenido específico y contenido transversal en todas las áreas del conocimiento.
Parte 5. Diferentes propuestas concretas a considerar en la política educativa regional.
Parte 4. Extremadura como contenido específico y contenido
transversal en todas las áreas del conocimiento.
Hablar
de la cohesión regional nos lleva a pensar en el desarrollo económico, social,
cultural, etc., dando sentido a la evolución de sociedad extremeña, analizando
los factores que han condicionado su desarrollo y describiendo y conociendo de
sus potencialidades y deficiencias.
A
este respecto, de poco vale, aunque pueda tener interés, que los estudiantes
recitaran en la escuela de memoria la lista de conquistadores extremeños como
nosotros recitábamos la lista de los reyes godos. Esa concepción de la historia
basada en fechas y nombres de guerras y gobernantes, sin darle sentido a la
evolución de la sociedad extremeña aporta muy poco a los fines de la cohesión
social y al conocimiento general. Además, Extremadura tiene poca presencia en
ese relato histórico de reyes y nombres porque no hemos sido una región con
influencia duradera en las esferas del poder central, salvo en algunos momentos
muy concretos. Pero, es evidente que Extremadura que representa el 8,2 % del
territorio de España ha tenido un papel en la historia de la península ibérica.
El
concepto de historia que hemos padecido y que definiríamos como la “sucesión de
hechos que se suceden sucesivamente”, no nos vale para lo que hoy aquí
planteamos si no reflexionamos sobre la relevancia de los acontecimientos
vividos, sus causas y consecuencias, duración, etc. generando ideas sobre su
desarrollo que nos lleven a comprender el pasado y el presente y plantearnos un
futuro diferente.
También,
si hablamos de geografía no hablamos solo de saber los nombres de ciudades y
ríos como cuando nos aprendíamos de memoria los nombres de los partidos
judiciales de todas las provincias españolas, sino que nos referimos a
conocimiento del medio natural, social y cultural, para analizarlo,
comprenderlo y proponer vías para su desarrollo. En general, no debemos
disociar el conocimiento del medio natural (agua, dehesa, regadíos, …) del
conocimiento del medio social y económico, que se ha desarrollado condicionado
por lo anterior. En Extremadura esto es fácil de entender, porque la actividad
económica depende, en gran medida del campo, de la agricultura y ganadería, del
agua, … lo que condiciona toda nuestra red social y cultural. Esto es tan
obvio, que no entiendo que no se profundice más en la unión de estas dos áreas
del conocimiento (conocimiento del medio natural y conocimiento del medio
social) como se insiste en el nuevo currículo, en los primeros niveles o que se
critique esta unión (En algunos países Geografía es una titulación de
ciencias). La agenda para el desarrollo sostenible tiene que aparecer en
nuestro ámbito educativo.
Necesidad de un relato consensuado científicamente y
dinámico proporcionado por los especialistas de la historia de Extremadura.
Decía,
al inicio, que es necesario saber cuál es la idea que va a permitir la cohesión
en este espacio común que llamamos Extremadura, y esto solo puede venir del
relato que hagamos de nuestra tierra y del perfil alcanzado de las personas
cuando terminen su formación académica.
Además,
en la visión más extendida de lo que ha sucedido en nuestra tierra ha
preponderado, aunque no se reconozca explícitamente, un tamiz ideológico
(político, religioso, cultural, etc.) que ha dificultado profundizar sobre lo
que ha sido nuestra historia. A este respecto, entiendo que tendríamos que
superar esta narración para encontrar una narración común y consensuada
científicamente, que no significa única ni uniforme. A este respecto, quiero
poner en valor la investigación realizada en la Universidad de Extremadura que
ha ayudado mucho al conocimiento real de nuestra historia y, en general, de
nuestra región, aunque sigue faltando dar a conocer, al conjunto de los
extremeños, los resultados de esta investigación en documentos más divulgativos
y accesibles a la mayoría de la población.
Pongo
un ejemplo, posiblemente incompleto o impreciso, de lo que quiero decir
respecto de la historia. En estos últimos años he intensificado la lectura
sobre la historia de Badajoz queriendo hacer un timeline, al objeto de
contarla con problemas de matemáticas y para ello recurro a publicaciones de
investigadores y publicaciones contrastadas. El análisis de estos documentos
indica el olvido de largos periodos y situaciones importantes para el
desarrollo local y, por ende, regional, aunque investigados, que parecen no
tener interés para ser dadas a conocer y que podrían, por ejemplo, modificar
nuestra visión de la historia local, incluso de nuestras relaciones con
Portugal. Así, por ejemplo, se nos insiste en los periodos de guerra entre
ambas naciones y aunque es verdad que han sido muchas, se ignoran los periodos
de colaboración y trabajos conjuntos a lo largo de la raya, lo que revertiría
esa falsa idea de que los habitantes del entorno de la frontera siempre han
vivido de espaldas y en guerra permanente, imagen que los ciudadanos rayanos
estamos superando de manera rotunda a través de la convivencia.
Otro
aspecto, nada anecdótico y posiblemente en la misma línea de lo anterior, se ha
puesto de manifiesto estos últimos años al recuperar la “reconquista cristiana
de Badajoz” como el hecho histórico que señalaría la identidad de nuestra
ciudad. Siendo un acontecimiento de indudable trascendencia, no me gusta este
lenguaje guerrero-católico por lo que encierra en sí mismo y porque parece
ignorar o desconsiderar los más de 500 años de influencia musulmana en Badajoz
y Extremadura, de la que hablan magníficamente los historiadores.
Se trata de lograr un relato asumido y dinámico de la evolución de Extremadura que huya de tópicos muy superados y poco consistentes, en la línea de lo que los investigadores actuales, más profesionalizados, nos están transmitiendo. Un relato que conectaríamos con la propuesta de enseñanza y aprendizaje que nos indica partir del entorno cercano, que hemos comentado con anterioridad, y que ayudaría a la formación de ciudadanos críticos y reflexivos y comprometidos con la sociedad que les toca vivir. De esta manera, teniendo en cuenta una nueva concepción de la enseñanza y este nuevo relato podríamos hacer un planteamiento para que las instituciones educativas y culturales de la región lo consideren y lo integren en las programaciones escolares, en los centros de formación inicial y permanente del profesorado.
A este respecto, el entorno inmediato, es decir Extremadura, sería un recurso natural, útil y necesario para la enseñanza y el aprendizaje en cualquier materia.
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