Texto íntegro del artículo publicado en el diario HOY.
El lunes 8 de septiembre, al leer la prensa me sorprendí con la propuesta del Presidente de la Junta de Extremadura al otorgar 300 euros a las mujeres que vivieron la guerra civil. Es decir, aquellas mujeres que nacieron antes de 1940. De cualquier manera, era esperado que sacara algún conejo de la chistera, ya que nos tiene acostumbrado a ello. Fueron muchas las ideas que me vinieron a la mente ante esta ‘ocurrencia’ (una más) de nuestro Presidente que parece estar más pendiente de buscar (y lo consigue) titulares en los medios, que de solucionar los problemas de Extremadura y de los extremeños.
No voy a
discutir si pronunció un discurso de despedida o una canción desesperada porque
intuye que va a perder las próximas elecciones autonómicas. Ambas ideas no son
contradictorias, y podrían denotar una situación de decadencia en la política
actual de la Junta.
Quiero,
brevemente, manifestar mi rechazo por varias cuestiones.
En
primer lugar, entiendo que la propuesta evidencia una tremenda falta de
sensibilidad hacia las personas (mujeres y hombres) que siguen buscando los restos
de sus familiares asesinados y arrojados desconsideradamente a las cunetas o
fosas, en cualquier lugar de nuestra región. Y, además, muestra una falta de
sensibilidad hacia la llamada Memoria Histórica que tantos ciudadanos reclaman,
justamente. El Partido Popular y las instituciones que gobierna (como es el
caso) les sigue negando, a personas y asociaciones, cualquier tipo de ayuda
para buscar los restos de sus familiares. Les niega la ayuda económica e
incluso les discute su derecho a buscarlas. El presidente Monago podría decidir
y tomar medidas sobre la Memoria Histórica pero no lo considera importante.
Podría decidir al respecto ya que no es una persona cualquiera hablando en una
barra de bar.
La
segunda reflexión se refiere al cobro de la cantidad propuesta e incide sobre
el ofrecimiento demagógico anterior. No concreta cómo será la ayuda, y deja
abierta la posibilidad de que lo fuera mediante un descuento en la declaración
de la renta. Sabe perfectamente que la mayoría de estas mujeres, a las que se
dirige, no presentan declaración de la renta, porque no tienen renta
suficiente. No es la primera vez que lo hace y evidencia un engaño premeditado.
Sin
embargo, mujeres con capacidad económica alta podrían beneficiarse de esta
ayuda, si tal fuera el caso. No todas las personas (mujeres, hombres, jóvenes y
menores recién nacidos) sufrieron la guerra de la misma manera. Ni la vida en
la posguerra fue igual para todos. ¿Es justa esta medida? Como terminaba la
película “la bicicleta son para el verano”, para unos fue el final de la guerra
mientras que para otros fue ‘la llegada de la victoria’. El sacrificio de
unas/os y de otras/os no fue igual. Los beneficios, tampoco lo fueron.
En
tercer lugar, me parece discriminatorio hacia un sector de la población como
son los hombres. ¿Por qué sólo a las mujeres? ¿Qué pasa con los hombres de más
de 75 años, ya sean viudos, solteros o casados? Es múltiple la casuística
personal de los hombres y mujeres de nuestros pueblos. Es evidente que es una
medida discriminatoria que no tiene en cuenta la situación de las “personas” de
esa edad.
No es
anecdótico calcular y señalar que la cantidad a repartir entre las mujeres: 0,8
euros al día. Es poco más de una barra de pan. Creo que seguimos evidenciando
falta de sensibilidad y parece más una burla que una medida meditada. ¿No sería
más provechoso dedicar este dinero para evitar, por ejemplo, el copago o el
canon de agua a aquellas personas que necesitan nuestra ayuda? Es decir,
apostar porque los que más lo necesitan puedan evitar ciertos costos que están
grabando los últimos años de su vida. Esta medida, tampoco, no es sensible con
los más necesitados, independientemente de en qué bando estuvieran.
Pero
llegado a este punto, y para finalizar, tampoco quiero dejar de señalar mi
extrañeza porque los representantes de la oposición en Extremadura, y en los
municipios más importantes de nuestra región, no hubieran salido contra esta
declaración demagógica, carente de sensibilidad con más contundencia. No
podemos tolerar esta burla hacia nuestras madres o abuelas que tanto sufrieron
para que ahora tengamos una situación estable. Es verdad, que la situación
actual no está carente de problemas, pero el nivel de vida es muy superior al
que ellas tuvieron. Nuestro respeto hacia ellas que no deben ni pueden ser
tratadas como mercancía electoral.
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