Sobre los libros de textos (costo y contenido) y otros gastos escolares
El periódico HOY me publica un artículo titulado "Materiales escolares, caros y a-legales" (HOY; 25/09/2018) que reproduzco.
"Ha
comenzado el curso escolar y nuevamente aparece el debate sobre los costes de
los materiales escolares y las consecuentes quejas de los padres. Los gastos de
las familias incluyen los libros y cuadernos de trabajos, libretas, caja de lápices
y de ceras, rotuladores… y material complementario como mochila, chándal y otras
prendas de vestir. Existe una creciente exigencia a los padres en sus gastos
escolares. Parece un contrasentido que en primero de primaria, que es el año
que los niños debieran aprender a leer y los primeros números, se le pidan libros
de lengua, matemáticas, sociales, naturales, inglés, música, educación física
con abundantes textos, diferenciando entre libros de contenido y de actividades.
Y supongo que un carro con motor para llevarlos y traerlos del colegio. Pero si
hablamos de educación infantil donde hay una obsesión por anticipar los
aprendizajes de los niños, la situación es similar.
Cuando
se pusieron de moda las fichas, hace ya algunos años (el siglo pasado), hubo
críticas acertadas por la cantidad de horas que los niños se pasaban delante de
ellas, obviando otros métodos más manipulativos y creativos que son los que
permiten construir el conocimiento de una manera más motivadora y eficaz. Ni
aún la introducción de las nuevas (ya no tan nuevas) tecnologías ha hecho
disminuir el uso del lápiz y papel en la escuela y en las tareas para casa. Al
menos eso puede deducirse de la cantidad de libros y materiales que se les
piden a los niños. La observación de los materiales a lo largo del curso
muestra que no se utilizan tanto, lo que sugiere que parece un gasto excesivo.
Sobre el costo y contenido de los libros de texto y otros materiales escolares. Lorenzo J. Blanco HOY (25/09/2018) |
Voy
a incidir en dos cuestiones que me parecen importantes: el coste y el contenido
de los libros. Lo que señalaré es válido para todos los niveles educativos.
Una
pequeña lectura de los medios de comunicación y breve encuesta entre los padres
con niños en edad escolar me lleva a estimar un coste de unos 300 euros para
primaria y unos 200 euros en infantil. Habría que multiplicarlo por el número
de hijos. Las asociaciones de consumidores y de padres dan cantidades superiores
y utilizan una horquilla de 300 a 600 euros por alumno. Menos mal que tenemos
enseñanza gratuita.
A
este respecto, quiero señalar que las políticas educativas de las
administraciones autonómicas y nacional ha potenciado la disparidad de textos
escolares al exigir modificaciones específicas que en la mayoría de las
ocasiones no redundan en la calidad de los textos y, por ende, de la enseñanza
y aprendizaje. Ello incrementa el número de libros por materias y comunidades,
reduciendo el número de ejemplares editados lo que hace que el precio por
unidad aumente.
Es
verdad que hay una política de ayuda y algunos colegios mantienen bancos de
libros que permite la transmisión de los libros de unos niños a otros, pero
esto no evita otros gastos ¿necesarios? A modo de curiosidad, en un colegio de
Badajoz solo el pack para los lápices, gomas, carpetas, etc. supera los 60
euros. La introducción de las tablets no disminuirá el coste ya que la licencia
para el uso del software correspondiente solo es para un año. Y ello a pesar de
que la mayoría de las actividades que contienen se encuentran fácilmente en la
red y están disponibles en suficientes páginas abiertas. Al menos, en
Matemáticas y en todos los niveles de enseñanza.
La
segunda referencia es a los contenidos de los materiales escolares. Las
investigaciones, propias y ajenas, concluyen que esos materiales reflejan
escasamente las orientaciones didácticas y curriculares, ni siquiera en lo que
se establece en los diferentes currículos como referencias básicas,
en los diferentes niveles educativos. Es verdad que los estudios que
utilizo son principalmente de matemáticas, pero las conclusiones son claras y
entras materias hay resultados similares. Una de ellas en las que se analizaban
los contenidos de los libros de tres editoriales de las más usuales, cuyos
resultados fueron publicados en revistas nacionales e internacionales, se decía
expresamente que “se advierte poca coherencia entre lo que se prescribe en los
currículos oficiales y los libros de texto”, y se señalaban diferentes aspectos
específicos que se sugerían en el currículo y que no se reflejan en los textos
escolares en temas tan importantes como aritmética, álgebra y geometría.
Esta
situación de a-legalidad de los textos escolares ha sido denunciada en
diferentes ocasiones, directamente a las administraciones y en publicaciones
especializadas en educación, por lo que no pueden aducir ignorancia del
problema. Pero la administración educativa nacional y las correspondientes
regionales miran para otro lado y prefieren que sean las editoriales las que
marquen el devenir de las orientaciones curriculares en los niveles de infantil
primaria y secundaria. A lo mejor no quieren o no saben qué hacer. La crítica a
los contenidos escolares en Cataluña sería otra manifestación de la a-legalidad
de los libros de textos consentida por las administraciones.
Resulta
curioso que con la multitud de leyes educativas que se han publicado en los
últimos años no haya en las administraciones ningún grupo específico que
empiece a plantearse estos problemas en relación a los materiales escolares y
sigan eludiendo su responsabilidad.
Ya va siendo hora."
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