El problema de los préstamos/compra de dinero es básicamente la mala información que dan los bancos y la falta de alfabetización matemática de los ciudadanos,
Os transcribo el artículo (HOY, 18/11/2018) para mejor lectura.
Préstamos hipotecarios, la historia
continúa.
"No es mi intención entrar en el problema suscitado por el Tribunal
Supremo a propósito de las sentencias recientes y la resolución del Gobierno de
la Nación con Decreto Ley aprobado, dado que supongo que otros más instruidos
en leyes lo harán. Por mi parte, quiero entrar en una situación más profana que
afecta directamente a nuestro bolsillo, en la mayoría de las ocasiones sin
nuestro conocimiento y con nuestra complacencia inconsciente.
Imagínese, amigo lector, que quiere comprar un televisor y visita
diferentes tiendas para estudiar modelos y precios. Finalmente, se decide por
una marca, en una tienda concreta y a un precio determinado que paga debidamente,
a través de su cuenta corriente. Imagínese que al poco tiempo descubre que la
tienda le ha cargado en su cuenta algunos gastos e impuestos de los que no
había sido informado, por lo que el montante que usted pagará por el televisor
se ve incrementado. Imagínese que usted renuncia a la reclamación porque la
información que le facilitan está llena de números y se resigna porque le puede
resultar difícil de entender, como nos pasa con el recibo de la luz. Ya saben
aquello de “no se me daban bien las Matemáticas”.
Eso es lo que pasa cuando compramos dinero en un banco. Porque comprar
dinero es exactamente lo que hacemos cuando se nos concede un préstamo
hipotecario. Y seguirá pasando al menos por ahora.
Hace algunos años tuve que enfrentarme, como la mayoría de los
compradores de vivienda, a unos préstamos hipotecarios. En mi caso, que no rehúyo
las cuentas, intenté enterarme de lo que tenía que pagar y los conceptos a los
que obedecían, de lo que me iban a dar al final y de mis compromisos en los siguientes
años. En definitiva, tener una información completa. Debo señalar que me costó
tiempo, varias visitas a diferentes entidades y hablar con numerosos bancarios
para tener una lista de los aspectos que se consideran en esas transacciones y
cuyos gastos tenían que salir de mi bolsillo.
Así, pude
descubrir que lo primero, y casi único de lo que te hablan, es del interés inicial
que te van a cobrar. Resulta que no es el gasto más importante en relación a
todos los gastos implicados, que tendremos que abonar. Conseguí hacer la lista
de gasto y/o impuestos y entender qué eran: Comisión de apertura, Comisión de
cancelación parcial, Comisión de cancelación total, Gastos de Notaría,
Inscripción en el Registro de la Propiedad, Gastos de tasación del inmueble o
del proyecto de vivienda, Gastos de gestoría, los diferentes Seguros adyacentes,
y hasta el Impuesto de actos Jurídicos Documentados que ahora se ha puesto de
moda. Debo recordar que el valor de este impuesto depende de cada Comunidad
Autónoma y que los gastos señalados, en la relación anterior, varían de unas entidades
bancarias a otras.
Con la lista hecha me di una vuelta por diversas entidades y a cada uno
le mostraba el mismo cuadro para que lo rellenaran suponiendo que pediría
80.000 euros a 15 años. Ello me permitiría hacer un cuadro comparativo y
conocer los datos parciales y totales, saber cuánto y cuándo tenía que pagar. Recuerdo
las miradas de los sorprendidos empleados cuando les presentaba la lista y las
veces que tuve que decir aquello de “pues dígame con quien hablo para que me
den la información que solicito”. Era complicado conseguir rellenar
completamente el cuadro, pero lo consideraba imprescindible para poder tomar
una decisión al respecto.
Durante mucho tiempo tuve este cuadro e intenté dar la información a mis
amigos y conocidos, por cuanto me parecía un deber transmitir esta información
para llamar la atención sobre lo que tenían que pagar y que el banco no se lo
diría. Siempre me pareció un engaño y la renuncia de algunos ciudadanos a
estudiarlo es un ejemplo claro de las consecuencias de una mala alfabetización
matemática.
Ahora que parece resuelto quién pagará nominalmente el Impuesto sobre
Actos Jurídicos Documentados, no podemos olvidar que también existen
reclamaciones y alguna sentencia sobre algunos de los otros impuestos y gastos
señalados y, en muchas ocasiones, ocultados. ¿Qué pasará entonces? No olvidemos
que el problema actual deriva de la Sentencia del Tribunal Supremo, de 23
de diciembre de 2015, en la que estableció que algunas de estas cuestiones eran
cláusulas abusivas y por tanto nulas.
El problema formal de claridad jurídica en el caso del Impuesto sobre
Actos Jurídicos documentados parece salvado, la solución sobre quién pagará
realmente el impuesto la tenemos todos en nuestra mente. Ya lo dijo un
dirigente de una entidad bancaria hace pocos días.
Pero el problema que ahora podría resolverse es el de obligar a los
bancos a dar una información rigurosa y precisa sobre los gastos derivados de
la concesión de un préstamo hipotecario, en el momento de solicitarlo. Y en
esto reclamo la intervención de las organizaciones de consumidores. Porque
insisto, nadie nos presta nada, compramos dinero que en ocasiones nos venden a
bastante más de un 50 % de la cantidad comprada."
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